Baños, un pedacito de cielo
Por: José Manuel Castellano, PhD
Islas Canarias

De vez en cuando es imprescindible, aunque sea solo unos días, visitar, pisar y disfrutar de un pedacito de cielo para resistir, para seguir combatiendo y encarar con más fuerza el infierno cotidiano.
Baños de Agua Santa, tierra señorial volcánica del Tungurahua, puerta de entrada a la Amazonía, es una ciudad con sello exclusivo de amabilidad y elegancia, colmada de una rebosante paz espiritual que se expande por un entorno verde incomparable, con sus hermosas e impresionantes cascadas, el Pailón del Diablo, el Manto de la Novia o la Culebrilla.
Una ciudad moderna sembrada de hermosos establecimientos hoteleros de calidad, con una amplia oferta de restaurantes con estilo y clase, con un conjunto de tiendas que exhiben la riqueza artesanal de sus mujeres y hombres, con una multitud de agencias que ofertan atractivos servicios turísticos y placenteros centros especializados en relax, masajes y baños termales.
Nuestra estancia en el Hotel De Mi Pueblo, regentado por Manuel Chauvin y su esposa, la pintora Patricia Guevara, hija de Tobías Guevara, fundador del primer hotel de Baños, en 1923, el “Jota”, fue todo un lujo lleno de historia, cultura y arte, además, de un ambiente de humanidad extraordinario. Un pedacito de cielo al que me gustaría volver.




