La recompensa de una vocación
Por: Kerly Carchi
Estudiante universitaria
“La gratitud es riqueza, la queja es pobreza”.
Doris Day
Ese es uno de los mensajes que más me gusta, que nos aproxima a la realidad, y que utilizo para ofrecer varias historias gratificantes en relación a la huella que puede dejar la educación, como a la influencia de los maestros sobre sus alumnos y viceversa. ¿Cómo me di cuenta de este valioso regalo?
Hace algún tiempo comencé a entender la satisfacción de un maestro al ver a sus alumnos crecer. Un ejemplo claro es cuando “los niños aprenden a leer en segundo de Básica”, para el docente es la alegría más grande y no sólo esta sino más aún cuando sus alumnos llegan a ser grandes profesionales, se encuentran estables, son padres de familia y han llegado a edificar sus sueños que desde pequeños visualizaron. Más motivador es coincidir con aquel niño convertido en un jovencito con valores, que te reconozca y te ofrezca un saludo y un gran abrazo con cariño lleno de gratitud, como recompensa a un trabajo desarrollado con vocación. Tan solo toma unos breves minutos imaginar esta escena ¿verdad que sería bonito? Y para lograr estas muestras de cariño y reciprocidad “haz las cosas con vocación”. Pensemos una y otra vez antes de retarlos, antes de decir algo, porque una palabra puede marcar en sus vidas. Cultivemos el amor y la paciencia en abundancia. Recuerden que ellos son capaces de alcanzar todo lo que se propongan con esfuerzo y dedicación.
Aún recuerdo lucidamente cuando cursaba el tercero de Bachillerato y mi maestro de Turismo me dijo: “Kerly felicidades, lo hiciste extraordinario, mira yo estoy seguro y apuesto que serás la mejor azafata, te lo aseguro y sé que algún día me llevarás a mi lugar destino de preferencia”. ¡Wao! Yo me quede impresionada con aquellas breves palabras y créanme que fueron las palabras más preciosas que me vitalizaron y día a día me esforzaba por ello. Entonces analizando todo esto, pues está comprobado que las palabras toman una influencia radical tanto para una decisión, superación y demás. Simplemente sea cauteloso.
Pienso y analizo que todos estamos aquí en este mundo, llamado vida, con un propósito. En reiteradas ocasiones he escuchado una frase muy deplorable “ser profesor es la carrera más fácil, ser maestro es la última rueda del coche, y demás” ¿Piensas que realmente la profesión es así?
Déjame decirte que aquellas personas están absolutamente equivocadas. La carrera de ser docente si nos ponemos a pensar un poco más allá, es la carrera que forma a más profesionales, ¿Por qué digo esto? Un estudiante de medicina necesita a un profesor verdad y de igual forma un estudiante de derecho tiene un profesor un guía. Entonces todas las profesiones dependerán de un profesor. El ser docente conlleva a un trabajo realmente exhaustivo en donde somos privilegiados al ser los encargados de compartir conocimiento a la niñez y a la adolescencia. Simplemente somos bendecidos y hoy te invito a valorar la profesión, el aula, a los estudiantes y todo lo que contempla educar.
Gracias por servir a los niños, gracias por brindarles amor y confianza, gracias por ser una luz dentro de sus vidas y gracias por crear en ellos la verdadera felicidad de aprender. Simplemente gracias por tomar la decisión de ser o estar encaminándote por la docencia.
Nunca te reprimas, disfruta de esta nueva aventura que será como un viaje con distintas escalas, porque tendrás a varios pasajeros a bordo de nuevas experiencias.
Existe una historia hermosa que simplemente marcó en mí mucha inspiración. Mediante este espacio tengo el honor de presentar a una de las mejores educadoras de la ciudad de Cuenca en mi percepción ¿De quién se trata?… minutos de suspenso
Ella es una maestra de corazón, que desde sus 5 años de edad soñaba en ser docente. Soñaba en enseñar y educar con amor. Es una mujer, madre, hermana y amiga excepcional, siempre trae consigo una cálida sonrisa, una mirada de paz y sabias palabras. Sí, ella es mi madre Mgs. Isita, que a lo largo de este tiempo ha contribuido a la formación de varias promociones y generaciones. Su historia es como la de un cuento de Hadas.
En el próximo artículo contaré su ingreso al magisterio, la mejor etapa de su vida, donde los desafíos se convirtieron en oportunidades.
El educar realmente cuando lo haces con amor, cuando lo haces con vocación se convierte en un hobby en una forma y un espacio de liberación, de amor y en un sentimiento por compartir. Recuerdo claramente la vez cuando a mi mamá Isabel sus exalumnos se le acercaban y platicaban con recuerdos tan preciados sobre su infancia. Muchos de ellos agradecían cuando ella les enseñaba con amor, recordaban cada instante que compartieron junto a ella y me sorprendió cuando uno de sus alumnos le dijo: “Profe Isita nunca me voy olvidar cuando usted, acostumbraba llevarnos a hacer volar las cometas y solíamos salir a varios lugares donde gracias a usted pudimos experimentar y disfrutar nuestra infancia a plenitud”. Después de haber escuchado esa gratitud y ver a mami muy contenta y satisfecha por haber realizado un buen trabajo, simplemente me queda trasladar un mensaje: cuando uno realiza con amor cualquier actividad, el mundo te devuelve amor.
El valor docente se los da uno mismo, muy pocas personas saben lo duro y esforzado que es el camino de la educación, más aún, si luchas contra un “algo” que no te permite ser libre; exactamente hablo del famoso e inombrable sistema que tenemos, donde hecha por los suelos la educación y de quienes hacen de ellas, los verdaderos docentes.