Rueda la cerviz del indio
Por: Luis Curay Correa, Msc.
Vicerrector UETS Cuenca (Ecuador)
.
Rueda la cerviz del indio
con garganta hueca
y voz apagada.
Rueda en el adoquín lacrimógeno
rumiando consignas y su miseria.
En su abandonado jacal
duermen taciturnos
las guaguas, los sembríos,
los caminos recorridos,
el pajonal y el frío.
Marchan por el asfalto
por miles contados.
La rabia que los inunda
es gritada a media lengua,
a corazón herido,
a fuerza
y a traición desconocidas.
Se les unen los del pueblo
sumando puños y conciencias.
En la noche apiñan sus cuerpos
para repeler el frío.
Gestan, desde sus adentros indómitos,
las propuestas, las respuestas.
Desde un alto edificio,
uno más, como tantos,
los mira con repudio y asco;
les dice longos como negando
su historia, su herencia;
y luego, con el sueño de su noche,
se afirma la esperanza
en lo que consigan los del campo, los apestosos.
Lleva el frío del páramo
una lágrima por el ausente,
llega hasta el valle y se mezcla
con ponchos y el hambre.
¡Cómo te extrañan el nevado,
el arroyo cristalino, el azadón,
la tierra y el aire puro!
¡Cómo te extrañan indio ecuatoriano!
Y tú, insensato,
reclamando una vida
que no es solo tuya,
luchando por mejores puertos,
que jamás sean
burla e insulto.
¡Dejas tus anhelos
esculpidos por el agro!
Vas por quienes niegan
su presencia en las calles,
y esconden en risas
el valor guerrero que no tienen.
Dieciocho días de amargura
por el bien de muchos.
¿Acaso eres el pastor,
que, abandonando el rebaño,
irá por la oveja perdida?
Y el hambre arañando tus carnes,
sirviéndose de la última de tus fuerzas,
para obtener lo que no esperaba:
hombre resurrecto, altivo y pujante,
logrando todo en medio de la nada.
Así te vemos en regueros
de incordios mal curados,
en eructos furibundos
de aguardiente y desconsuelo,
así, entre bayetas, sal,
gritería y piedras.
Así, como siempre fuiste:
dueño, señor de los prados, llanuras,
montañas y lagunas
que gritan tu nombre
hasta el Inti sagrado,
hasta la Pacha Mama benévola,
para, entre vítores parcos,
ser país, terruño y orgullo.