¿La vocación condición necesaria para el magisterio?
Por: Dr. Enrique Espinoza Freire, PhD
Universidad Técnica de Machala (Ecuador)
En el anterior espacio de reflexión abordamos la necesidad de contar en las aulas de la Enseñanza Básica con profesionales con vocación para el magisterio. Es necesario, que el docente además de estar preparado científica, didáctica y metodológicamente en los contenidos de la especialidad que imparte tenga vocación por la profesión que ejerce.
Hoy retomo el tema para analizar algunas cuestiones que quedaron en el tintero y que por razones de espacio no pudieron ser tratadas en toda su extensión. Es necesario precisar que, cuando se habla de la figura del maestro se está aludiendo a un profesional que no solo instruye o educa, sino que conjuga estos elementos, instruye educando y educa desde la instrucción, lo que solo es posible lograr cuando el magisterio se estructura como parte indisoluble de la personalidad de este profesional.
Es importante no confundir la vocación con la profesión, se puede tener vocación de maestro y no estar capacitado para su ejercicio. La vocación para ejercer adecuadamente el magisterio es una condición necesaria, aunque no suficiente, esta ha de estar acompañada de la preparación. Por lo tanto, para ser un buen docente hay que tener una sólida formación profesional en pedagogía y contar con vocación por el magisterio.
Ahora bien, el interés vocacional es un proceso continuo y requiere de condiciones propicias. La vocación por el magisterio se fomenta desde el hogar durante los primeros años de infancia, dado tal vez, por la influencia de familiares o amigos que ejercen la profesión, y ya en la vida escolar por el ejemplo que emana del maestro, de aquí la importancia que tienen los docentes de la Enseñanza Básica, no solo para despertar el interés por el magisterio, sino también para la formación integral del alumnado.
Más adelante, al llegar el momento de escoger la carrera a estudiar, es determinante el apoyo de la familia cuando el estudiante selecciona la de pedagogía. Desafortunadamente algunos padres, sin tener en consideración las preferencias de los hijos por el magisterio, los disuaden y estimulan a estudiar otras profesiones por las que no siente ningún tipo de interés, solo por alcanzar un mejor estatus económico.
Asimismo, el interés vocacional por el magisterio se va desarrollando y consolidando durante los años de estudio de la carrera de pedagogía, etapa definitoria. Las asignaturas y actividades del currículo están diseñadas para ir estructurando paulatinamente los rasgos de la personalidad y los modos de actuación que regulan la conducta del futuro docente. En este periodo es vital la práctica pre-profesional a través de la cual el estudiante entra en contacto directo con el ámbito escolar, donde ejercita los conocimientos, habilidades, hábitos y actitudes éticas adquiridos en la carrera.
Como se puede observar la vocación por el magisterio no se adquiere a través de un breve curso de adiestramiento o de habilitación para el ejercicio de la profesión. El magisterio es una profesión y una vocación, por ello, no nos cansaremos de insistir en que, es un error permitir que profesionales sin preparación pedagógica alguna ni vocación para el magisterio tengan es sus manos la formación de las futuras generaciones de ecuatorianos y con ello el futuro de la nación.