La formación profesional integral, eslogan o realidad
Por: Dr. Enrique Espinoza Freire, PhD
Universidad Técnica de Machala (Ecuador)
En el ámbito universitario se habla con frecuencia de la formación profesional integral; pero, en la práctica no pocas instituciones encausan su gestión dando prioridad a la adquisición de conocimientos, habilidades y técnicas propios de las carreras que ofertan, dejando de lado otros aspectos de suma importancia relacionados con el crecimiento humano del futuro profesional, como resultado egresan especialistas con una alta calidad académica y dotados de competencias para el desempeño de sus tareas profesionales; pero, en muchos casos ajenos a la realidad social en que viven y desprovistos de cualidades éticas y estéticas.
La formación profesional integral va más allá de lo puramente académico, se trata también de la formación humana y social; que busca a través de un proceso sistemático, sistémico y paulatino el desarrollo armónico de la personalidad del futuro profesional, para que de manera responsable pueda actuar en el contexto social condicionado por el momento histórico que le corresponde.
La Universidad debe formar profesionales comprometidos con la construcción de una mejor sociedad; esto implica el desarrollo holístico, coherente y armónico del estudiante, no solo desde la dimensión cognitiva, incluye además su formación ética, estética, socio-cultural, emocional, física y política, para que puedan como profesionales y ciudadanos participar activa y plenamente en la vida cultural, económica y política del país, con el fin de contribuir a la necesaria transformación de la sociedad ecuatoriana como vía para alcanzar el anhelado Buen Vivir.
Ciertamente, esta es una tarea compleja, pero no imposible de realizar. Es un reto para las instituciones de la Enseñanza Superior, a quienes corresponde crear espacios formativos que estimulen intelectual, ética y estéticamente al estudiante, que permitan su desarrollo espiritual y físico, que fomenten en él la reflexión, el pensamiento crítico y la creatividad para convertirlo así en un sujeto social.
Estos espacios deben caracterizarse por el clima educativo, donde se oferten cursos de contenidos culturales, estéticos y éticos; pero más que esto, es necesario insistir en la práctica educativa desde la instrucción; es importante que el profesor universitario mediante la impartición de los contenidos propios de la especialidad promueva el desarrollo integral del educando. Para ello es necesario lograr la auto-superación y capacitación permanente de los docentes, no solo en el perfeccionamiento de sus competencias metodológicas y científicas, sino también, para actualizar sus conocimientos sobre el acontecer político, social y cultural del país, la región y el mundo.
Por otro lado, a través la función extensionista de la Universidad se ha de propiciar la participación activa del estudiantado en la búsqueda de solución a las necesidades de la localidad mediante proyectos comunitarios.
Es necesario también implementar eventos estudiantiles de carácter artístico, cultural y deportivo donde el discente fomente sus talentos y valores. Estas actividades pueden efectuarse al interior de las instituciones y en intercambio con otras universidades, pero siempre con alcance comunitario.
Todas estas, y mucho más, son acciones que se deben acometer desde las instituciones de la Enseñanza Superior con el objetivo de brindar una formación integral al futuro egresado, donde los conocimientos científicos, las competencias profesionales y el crecimiento humano y social tengan la misma importancia, mientras esto no ocurra la formación profesional integral seguirá siendo un eslogan y no una realidad.