Discurso de incorporación del Dr. Luis Rivadeneira Játiva a la Academia Nacional de Historia
Dr. Luis Rivadeneira Játiva
Quito (Ecuador)
Académico señor doctor Franklin Barriga López, Presidente de la Academia Nacional de Historia Académicos Miembros del directorio Invitados a la incorporación Señoras y Señores.
Mi intervención ante ustedes, tiene que sujetarse a la normativa de nuestra Academia Nacional de Historia, porque no puede ser producto de lo espontáneo, del cerebro o del corazón, o de la emoción o del agrado. Este, es un acto de especial trascendencia personal en que no puedo arriesgarme a una simple exposición verbal, ya que debo sujetarme a la normativa académica; por ello, he tenido que bosquejar primero en el papel, para leerles, unas cuantas ideas que surgieron a mi mente, que se hallaba embargada por el justo temor que cualquier ser siente cuando se encuentra ante personas de importancia. Debemos acostumbrarnos al diálogo cordial y sincero.
El doctor Franklin Barriga López, que ha inspirado en su vida grandes eventos culturales, cuando fue director de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Cotopaxi, es quien me inspira esta jornada de trabajo, con la cual la Academia, que ahora él preside, me recibe como uno de sus miembros. Recuerdo, también, a mi Maestro en la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Central del Ecuador Sr. Dr. Guillermo Bossano Valdivieso, quien me enseñó a disertar en público, porque era un buen orador, cuya historia quedó truncada en el tiempo, por su desaparecimiento, en 1995, siendo Presidente del Ateneo Ecuatoriano. En los años que fue Presidente de la entidad cultural mencionada, yo, era un humilde estudiante, que hacía un paréntesis en la labor diaria para escuchar su voz firme, conocedora y convencida, pues nadie mejor que él podría recrearnos al disertar sobre mi ingreso a la Academia.
Hoy, al incorporarme a la Academia, están haciendo una deferencia que solo puede aceptarse que provenga de quienes dirigen y componen este grupo tan extraordinario de académicos de la Historia.
Soy un ecuatoriano enamorado de nuestra cultura y de nuestra historia, que he olvidado el ejercicio de la jurisprudencia para el que me preparé durante mucho tiempo y también he descuidado mis deberes como maestro, olvidando el incomparable placer de enseñar a las juventudes. Inspirado solo por un afán de tener un único mérito, si es que puede llamarse así, el apartarse de todo con el loco anhelo de ser un profesional honesto, leal, ecuánime y responsable, de ser un docente que sepa guiar y coordinar adecuadamente a un grupo humano cargado de mística que procura dar un buen servicio a sus conciudadanos.
La Academia Nacional de Historia me ha honrado aceptándome como su miembro; por mucho tiempo, voy a ser el compañero más modesto, procuraré aprender lo mucho que pueden ofrecerme los miembros mayores, más antiguos y sabios; consideraré a esta distinción, como el mejor estímulo para seguir incursionando en los caminos de la historia, por los que tan apasionado estuve en mi juventud, a fin de superar mis crecientes deficiencias para quizás con ello ganarme, recién, el derecho para sentirme algo, por cierto más que ahora, merecedor de compartir la mesa de sesiones, el foro, con tan preclaros ciudadanos como son los integrantes de la Academia Nacional de Historia.
Jamás pensé de un anhelo o aspiración que, probablemente, no se atreven a proclamarlo muchos seres; por eso, llego al momento crucial, en que toma forma ante la vista de uno, y se hace una verdad objetiva e inminente, un sueño hecho realidad. Recordé, que en un momento de tan especial valor para quien habla, es usual preparar un discurso, hacer alguna docta exposición, leer un meditado estudio sobre algún tema de interés para el auditorio, o exponer tesis novedosas sobre algún aspecto controvertido de la historia, las ciencias sociales, literatura o el derecho; pensé, que en un instante así, mucho vale saber escoger adecuadamente una materia que concite el interés y justifique alguna talla intelectual de quien se inicia en una lid en la que sólo participan los escogidos; con estas reflexiones, y teniendo en cuenta el motivo principal de la reunión, me imaginé, que lo más adecuado sería hablar sobre lo que estoy haciendo en materia histórica.
Todos saben que si alguien dedicase su vida a escribir sobre Eloy Alfaro, por ejemplo, tendría material suficiente para elaborar tantos libros que desbordarían la más amplia biblioteca; muchos temas, intocados, cada cual más apasionante y maravilloso. Pudiera intentar una breve síntesis biográfica de Eloy Alfaro, aunque resulte vano y elemental mi esfuerzo para sintetizar suficientemente el abundante material existente, sin olvidar mil detalles trascendentes que componen la anecdótica vida de este ilustre Presidente del Ecuador, y que son, cabalmente, los que dan colorido y sabor a cualquier narración sobre el agitado tránsito de ese hombre por esta vida.
Yo, tal vez, pudiera tratar largamente de cualquier aspecto del ideario socialista, o podría plantear alguna nueva tesis basada en su doctrina; quizás, debería profundizar en mi pensamiento, para poder disertar sobre alguno de mil interesantes temas que tienen la energía y el encanto suficiente para agradar a cualquier auditorio, y que dan materia para recibir cualquier severa crítica, para entablar polémicas o para impulsar largas controversias.
Voy a tratar, brevemente, de cuatro libros de mi autoría que se refieren a la historia, escritos en diferentes épocas: Historias Olvidadas, Historia del Ateneo Ecuatoriano, Historia del Ateneo de Quito y la Historia del Cantón Palora.
Historias Olvidadas, 2002
Escribí, a principios de este siglo, sobre arrieros, tambos y danzantes; boleros, pasillos, pasacalles y sanjuanitos; manantiales, vertientes, fuentes y ojos de agua. Son historias que poco se escriben porque están olvidadas. Son relatos de tiempos idos, de la vida cotidiana, urbana y rural.
Historia del Ateneo Ecuatoriano, 2018
Esta publicación, ha sido autorizada por el Ateneo Ecuatoriano, nuestra entidad cultural fundada en 1938. Su modelo institucional fue el “Ateneo de Madrid”, científico, literario y artístico, fundado entre 1820 a 1823. Consejo Editorial de la Revista El Ateneo Ecuatoriano (2018): Raúl Velasco Garcés, Antonio Velásquez Torres, Raúl Navas Russo y Luis Rivadeneira Játiva.
Para Raúl Velasco Garcés, “El Ateneo Ecuatoriano desde su fundación se identificó con la inquebrantable fe por los principios y valores perennes del espíritu y acendrado amor patrio. Desde una visión independiente de corrientes filosóficas y políticas, nunca fue un cenáculo, menos un club de personas despreocupadas de los altos fines culturales y cívicos. Se constituyó sobre la base del mutuo respeto y tolerancia a las ideas de religión, política y arte, al amparo de las leyes de la República. Agrupó a sus miembros con selección estricta de hombres y mujeres que aman y trabajan por los ideales de cultura patria, sin menoscabo de los signos y referentes universales, sintetizados en los paradigmas del bien, verdad y belleza, expresados en las más altas obras y acciones que son fuente de sabiduría irreemplazables y únicas”.
Su nombre tiene que ver con Atenas, capital del Ática antigua. La fama de esta ciudad se dio por sus intelectuales que eran filósofos y por sus monumentos públicos. En Grecia surgió nuestra cultura occidental.
Uno de los acontecimientos que ha influenciado en el Ateneo Ecuatoriano es la desaparición de su Presidente Dr. Guillermo Bossano Valdivieso, en 1995, cuya presencia espiritual nos permite seguir adelante.
El año 2018, el Ateneo Ecuatoriano cumple 80 años de vida fructífera y de servicio a la comunidad.
“Los ateneos, por su tradición histórica y sus principios, pueden y deben convertirse en protagonistas activos que contribuyan a resolver los problemas que hoy enfrentan los hombres y la sociedad”, según Héctor Patiño Gardone.
Historia del Ateneo de Quito, 2021
En Quito, existe el interés de investigar la trayectoria cultura de El Ateneo, de Quito fundado por el poeta Juan León Mera Martínez, en 1890, autor de la novela “Cumandá”, que salió a luz pública en 1879.
En Ambato, a partir de mi conferencia en homenaje a Don Juan León Mera Martínez, por los 187 años de su natalicio, el 28 de Junio de 2019, surge la idea de publicar un libro por los 130 años de fundación de El Ateneo de Quito (1890), en un valioso encuentro entre mi persona y el Dr. Jaime Camacho, Director de Cultura, Deportes y Turismo del GAD Municipal de Ambato.
Es necesaria la motivación para escribir algo más sobre don Juan León Mera, autor de la letra de nuestro Himno Nacional del Ecuador y fundador del Ateneo de Quito y de la Academia Ecuatoriana de la Lengua.
Quedan, en la Quinta Atocha, los primeros libros donados para formar la biblioteca en este espacio de cultura, así como también, mis 2 últimos libros: Historia y Memoria del Ateneo Ecuatoriano e Historias en Verso (2018), para la biblioteca del Municipio de Ambato.
En el 2022, el cantón Palora de la Provincia de Morona Santiago, cumple su cincuentenario de fundación y hemos solicitado al GAD Municipal que para esta fecha tan importante, construya el monumento al escritor Juan León Mera Martínez, una réplica de la casa de Mera de la Quinta Atocha de Ambato, en la Parroquia de Arapicos, de Palora y que reedite la novela Cumandá con un nuevo prólogo, junto al adecentamiento de las avenidas: Cumandá, de entrada a la Ciudad y la Juan León Mera Martínez, las cuales se cruzan en la Ciudad.
Necesariamente, para llevar a cabo estas fundamentales obras, se requiere hermanar a 3 ciudades ecuatorianas, de la ruta de Mera a la Amazonía, me refiero a Ambato, Mera y Palora, con la finalidad de que los 3 Alcaldes estén presentes en las fiestas del cincuentenario de Palora.
Es necesario manifestar que: “Hay historias, que no pueden quedar en el olvido”. Razón por la cual, la obra de Mera como fundador del Ateneo de Quito, no puede quedar en el olvido, porque está destinada a perdurar.
Historia del Cantón Palora, 2022
Amorosamente, he escrito una breve historia del Cantón Palora, que celebra el presente año su Cincuentenario de cantonización. Palora, es la tierra de inspiración del escritor Juan León Mera para escribir su novela de Cumandá.
Qué bueno sería cambiar la historia para hacer realidad nuestros sueños. En el caso del cantón Palora, hemos soñado varias cosas y deseamos hacer de nuestros sueños una realidad. En cuanto al escritor Juan León Mera Martínez, consideramos que debe tener un monumento en el Cantón Palora, ya que es el autor de la novela Cumandá, fruto de su inspiración en la Amazonía ecuatoriana.
En la Parroquia Arapicos, debe existir un Parque rememorativo sobre la novela Cumandá, lo que podríamos llamar parque escénico, en donde consten los personajes de la novela. Qué bueno sería también, que en este lugar, junto al Río Palora, se construya una réplica de la Casa de Mera de Atocha, porque el describe el lugar en forma maravillosa y, al parecer, toda su vida soñó en este lugar. Esto, permitiría un atractivo turístico de significativa importancia para la provincia y cantón.
Para el desarrollo del turismo hacia la Amazonía, sería importante, establecer la ruta turística Ambato-Mera-Palora-Arapicos, que posibilitaría la presencia de miles de turistas nacionales y extranjeros en el Cantón Palora y sus Parroquias.
Finalmente, en el cincuentenario del Cantón Palora, consideramos, se debe reeditar la novela Cumandá, con el fin de entregar a la comunidad una obra que debe perdurar en el tiempo, producto de la pluma de Juan León Mera.
Esta historia, que la hemos narrado, queremos que se incorpore a la nueva historia del Cantón Palora, con el fin de lograr su desarrollo.
A partir de la llegada de la pandemia, me he dedicado a investigar datos sobre la antigua ciudad española Sevilla de Oro, fundada por el español Capitán José Villanueva Maldonado, en 1575, entusiasmado por el descubrimiento de la misma, por el Sacerdote Pedro Porras, en 1986. También, he investigado, la legendaria ruta de intercambio desde el antiguo poblado de Arapicos hasta la antigua ciudad de Sevilla de Oro, junto a la búsqueda de las minas de Logroño de los Caballeros y de Sevilla de Oro, cuyo secreto está en la selva ecuatoriana.
La antigua Ciudad española de Sevilla de Oro, 1575
La ciudad de Macas, Ecuador, fue acreditada como Sevilla del Ora que, cuando se traduce, significa: Sevilla de Oro. Esta histórica ciudad inició sus humildes comienzos como un puesto de avanzada misionero formado por la Iglesia dominicana poco después de la conquista española, en el año 1533. Este próspero centro también se convirtió en un formidable puesto comercial español durante las primeras etapas de su historia. Macas se encuentra en el valle de Upano con vistas al río Upano (https://www.lugaresturisticos.org/macas/).
Macas, es regazo de la ciudad española llamada Sevilla de Oro, fundada por José Villanueva Maldonado y considerada como jurisdicción de la Gobernación de Yaguarzongo.
Legendario corredor de intercambio desde el antiguo poblado de Arapicos hasta la antigua Ciudad de Sevilla de Oro, 1575 – 1599
Desde 1540, las Gobernaciones de Quijos y Yaguarzongo, se disputaron por la conquista de esta tierra.
En 1549, Hernando de Benavente, consiguió permiso de La Gasca para realizar la expedición a las “tierras de los Macas”, y con 150 hombres partió desde Cuenca, Alausí por las cabeceras del río Cebadas y las alturas de Atillo, bajó hasta la laguna Negra; de ahí pasó a Zúñac, Piara, por la orilla izquierda del río Upano.
En 1563, Juan Salinas, Gobernador de Yaguarzongo, por orden del Gobernador de Quijos, emprende la expedición a las tierras de Macas; Salinas y Guinea, manifiesta su agradecimiento e indica que todos los caciques se dignen esperar para llevar a efecto la fundación de Nuestra Señora del Rosario, ciudad que terminó años después por desaparecer” (Revista Sikuanga).
“El 15 de agosto de 1563, Macas fue fundada por Juan de Salinas y Guinea, y desde el siglo XVII, es una de las principales asentamientos de la región amazónica a su ubicación geográfica” (Wikipedia).
“Macas, admirada por su flora y fauna, es un lugar acogedor asentado en el hermoso valle del Upano, en el margen derecho del río del mismo nombre, rodeado de propiedades agrícolas” (EcuRed).
Juan de Salinas, descendiente de San Ignacio de Loyola, ordenó el levantamiento ciudadano de Nuestra Señora del Rosario, pueblo que pronto desapareció, aunque más tarde, a instancias del mismo Salinas, el Capitán José Villanueva y Maldonado funda, en 1575, Sevilla de Oro, ciudad que, de acuerdo a la historia oficial, fue destruida por los shuar, en 1599.
En 1886, se crea la Prefectura Apostólica de Canelos y Macas, a cargo de la Provincia Dominicana de Ecuador, y comienza una nueva etapa en la evangelización de los nativos.
El 12 de Febrero de 1912, el misionero Fray Álvaro Valladares, religioso dominico, fundó Arapicos.
El sábado 22 de abril de 2016, una réplica del busto de Fray Álvaro Valladares fue entregada al Presidente de la Junta Cívica de Arapicos, Segundo Cordero Rivadeneira, donada por el Alcalde de Puyo, Roberto de la Torre, elaborada por el artista plástico Luis A. Yépez Plasencia.
Desde la antigua ciudad española mártir de Sevilla de Oro hasta el antiguo poblado de Arapicos hay un legendario corredor de intercambio de costumbres, cultura y gastronomía. La yuca, el plátano, el maíz, la papa china, el camote y la carne que procedía de la caza y la pesca, están en sus comidas. El ayampaco, hecho con pescado envuelto en hojas de bijao y asado y el caldo de novios, son agasajos gastronómicos, en base a mote y carne, que ofrecían los novios a los invitados; sus vestidos son similares y su cultura es la misma.
El descubrimiento de la Ciudad de Sevilla de Oro, 1986
Desenterrando parte de sus hornacinas que se han podido encontrar cerca del copal de la que Macas y sus comarcas abastecían a toda la Audiencia de Quito, este santuario se encontraba muy cerca de la ciudad de Sevilla de Oro descubierta por el Padre Pedro Porras, el 24 de Julio de 1986.
El Santuario, se ubica en el parque central de Macas – Provincia de Morona Santiago. El primer Santuario, no era una grandiosa iglesia, era una cueva trabajada en una montaña en 1591, la cual le adecuaron para que sirviese de morada al ermitaño Juan de la Cruz. La catedral moderna, fue construida años más tarde por la colaboración de otros lugares.
El santuario de Macas, tiene una sola nave y su parte frontal se compone de tres niveles, en el centro se encuentra una imagen de cristo de color blanco y de seis metros de altura, uno de sus elementos más importantes son los vitrales, realizados en Cali, Colombia, que permiten visualizar la Historia de la ciudad de Macas y la Historia de la Virgen Purísima de Macas.
La vía Macas -Guamote– Riobamba, fue la más antigua y más utilizada y, por ello, la más importante. En relación con este tema el P. Domingo Barrueco, en su libro titulado Historia de Macas, nos dice: “Por esta vía entró y salió Juan de la Cruz para proveer la seguridad y permanencia del culto a la Purísima, por ella salieron los que trasladaron la imagen a la Sierra, en ella en Paira, dice la tradición que se apareció la Virgen y curó a un sordomudo.”
Tras la pista de las minas de oro de Logroño de los Caballeros y Sevilla de Oro Un sendero en el sureste selvático de Ecuador, donde se han localizado dos bloques de piedra tallados, podría ser el vestigio que conduzca hacia dos minas de oro españolas cuyo rastro se perdió hace unos cuatrocientos años.
El hallazgo, realizado en noviembre pasado por el Geólogo y explorador suizo Stefan Ansermet, es el primero que podría arrojar luz en la dirección de las minas y es “bastante esperanzador”, según su jefe, el presidente de la firma Aurania Resources, Keith Barron.
“Estos lugares eran reputados no solo por ser los más ricos de Ecuador, sino de todo el Imperio español”, afirma sin dudarlo Barron, un canadiense que ha vivido en una veintena de países y que se fijó hace dos décadas localizar esas “ciudades” mineras perdidas.
Ambos asentamientos mineros figuran entre las siete ciudades fundadas por Juan de Salinas en lo que hoy es el moderno Ecuador, entonces la Real Audiencia de Quito, y cuya pista se difumina en los mapas alrededor de 1650.
Barron conoció la historia de las minas perdidas de manera fortuita en 1998, cuando decidió dejar la empresa diamantera para la que trabajaba en Caracas y trasladarse a Quito a “estudiar español”.
La familia que lo albergó era la del historiador Octavio Latorre, que había sido contratado por el Gobierno ecuatoriano para localizar la posible ubicación de las minas españolas.
“Me contó que había siete minas famosas, una de ellas sigue vigente pero el resto se perdieron y gradualmente fueron encontradas, aunque dos siguen desaparecidas.
Esos lugares están ahí, sospecho que son El Dorado” ecuatoriano, argumenta.
El interés de Ecuador por encontrarlas no fue casual.
El hallazgo en 1981 de un yacimiento de oro fundado por los españoles en 1562 y abandonada en 1603, tras una epidemia que acabó con los esclavos indígenas, atrajo a miles de cazaminas provocando una crisis humanitaria y medioambiental en la provincia amazónica de Zamora Chinchipe.
Barron asegura que se extrajeron de allí 2,7 millones de onzas de oro oficiales y probablemente el doble fue a parar al mercado negro.
“Llegaron 25.000 personas en un mes, era como el salvaje oeste”.
Keith Barron, presidente de la firma Aurania Resources.
Junto al historiador ecuatoriano, el canadiense fundó una empresa exploradora y obtuvo en 2001 una concesión inicial de 400 hectáreas, para dos años después expandir el área a 96.000 y la registró en la bolsa de Toronto.
En 2006, la firma descubrió uno de los mayores yacimientos de oro a nivel mundial en los últimos 25 años: Fruta del Norte, que desde noviembre pasado es explotada por la canadiense-suiza Lundin Gold.
Las acciones de la compañía exploradora subieron como la espuma y Barron la vendió en 2008 por mil millones de dólares, pero su obsesión por los ocultos depósitos españoles no cesó.
El Geólogo decidió entonces retomar junto a su viejo amigo Latorre -fallecido en 2017el proyecto de las ciudades perdidas, que los llevó a investigar referencias o mapas y adentrarse en el Archivo de Indias de Sevilla, donde hallaron 500 documentos, en el Museo Nacional de Madrid y otras instituciones en Perú y Ecuador.
Pero una de las pistas más importantes la encontraron en la Biblioteca de Manuscritos del Vaticano, en un volumen de memorias del sacerdote carmelita Antonio Vázquez de Espinosa, que vivió en el Nuevo Mundo durante dos décadas, una de ellas en la región ecuatoriana.
“Ofrece una descripción de cómo llegar a Sevilla de Oro desde Riobamba”, e incluye un camino real, unos lagos situados en el páramo, un cambio de dirección norte-sur en la ribera del río Upano y adentrarse en la cordillera del Cutucú.
En 2016, la nueva compañía de Barron, Aurania, obtuvo una concesión que le permitió explorar 2.800 hectáreas y más de USD 13 millones de inversión después tiene en el radar una treintena de objetivos con potencial de oro, plata y pórfidos de cobre, y ha descubierto una decena de nuevas especies minerales.
Las minas coloniales debieron tener en sus orígenes unos 50 españoles y 2.000 trabajadores indígenas, y en su primer año, Logroño de los Caballeros produjo 4.000 onzas de oro, una cantidad considerable. Fue destruida tres veces por revueltas indígenas y reconstruida, lo que apunta al valor de la explotación.
“Sabemos que operaron 35 años y eran realmente importantes para la Corona española”.
Keith Barron, presidente de la firma Aurania Resources.
Barron advierte que no esperan encontrar ruinas, sino restos de alguna empalizada, trincheras, pozos, la extensión del camino descubierto o algún viejo eje minero.
El historiador Ricardo Ordóñez, experto en la era colonial, explica que lo que se busca son restos de “villas reales de minas”, generalmente sin defensas amuralladas y levantadas sobre un lavadero de oro o yacimiento importante.
Cree posible que los bloques de piedra encontrados pudieran formar parte de la “Caja Real” de un asentamiento minero, una edificación fortificada donde se colectaban impuestos como el quinto real de oro o plata, que eran despachados vía marítima a la península ibérica.
Recuerda que Salinas fue declarado “adelantado” por Felipe II y logró del monarca su autorización para traer a los nuevos territorios a 10.000 personas, en su mayoría conversos, para trabajar en la floreciente industria aurífera. Pero, eso es otra historia.
Hasta aquí la historia de las minas de oro, por descubrirse.
En estos tiempos de pandemia, hay mucho por escribir, porque la humanidad ha estado confinada y la naturaleza ha tenido un espacio de tiempo para respirar. El coronavirus nos ha dejado lecciones para la vida. Debo conversarles que mi madre cumplió 105 años y vivió en dos pandemias y en dos guerras mundiales, y nos manifestó: “la gripe española tuvo su fin gracias a quienes anunciaban su terminación, que eran seres que tenían esa misión. La pandemia actual, muy pronto terminará y tendrá también anunciadores de su fin”.
El gran escritor Ernesto Sábato, hablando sobre la vida, manifestó:
“La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse.”
Agotemos al máximo las oportunidades que la vida nos ofrece, no malgastemos el tiempo inadecuadamente; cada minuto que desperdiciemos es un paso atrás en nuestra carrera hacia el éxito.
A mis profesores de educación secundaria que me enseñaron a escribir: José David Cáceres y Aquiles Zumárraga, del Colegio Abelardo Moncayo, de Atuntaqui; Alfredo Albuja Galindo y Roberto Morales Almeida, del Colegio Teodoro Gómez de la Torres, de Ibarra; a mis docentes de la Universidad Central, de la Facultad de Filosofía: Emilio Uzcátegui y Gustavo Alfredo Jácome; de la Facultad de Jurisprudencia: Guillermo Bossano Valdivieso y Edelberto Bonilla Oleas, y a mis docentes de la Facultad de Jurisprudencia de la PUCE: Dr. Julio César Trujillo y Ernesto Albán Gómez, que me enseñaron a escribir libros.
Gracias, a la Universidad UTE, por darme un ambiente favorable para escribir, a más de auspiciar mis obras de Historia, Ciencias Sociales y Literatura.
Yo, velaré por el engrandecimiento de nuestra Academia Nacional de Historia, como ciudadano de bien, que aspiro mejores días para nuestra Patria.
Mi agradecimiento, al doctor César Alarcón Costta que, con una nueva demostración de caballerosidad, cortesía y gentileza que le caracterizan, ha hecho incomparables muestras de afecto en la presentación a mi persona.
Gracias, a todos los presentes, que se han dignado en escucharme.
Quito, 1° de junio de 2022.