Tecnología y Universidad

Por: Dr. Enrique Espinoza Freire, PhD
Universidad Técnica de Machala (Ecuador)

A mediados del pasado siglo XX, gracias a la conjunción de la informática y las telecomunicaciones nace la Internet, como resultado lógico del impetuoso desarrollo alcanzado por estas tecnologías, convirtiéndose rápidamente en una herramienta tecnológica indispensable para la vida humana, alcanzado todos sus ámbitos; su impacto también está presente en los sistemas educacionales.

Sobre las bondades de Internet, como parte de las ya no tan nuevas tecnologías de la Información y las Comunicaciones, mucho se ha hablado; pero su plena implementación en el ámbito educativo sigue siendo hoy una tarea pendiente. El propósito de las siguientes líneas es invitar a la reflexión crítica sobre este particular en el contexto universitario.

Las medidas de confinamiento y distanciamiento social impuestas por la pandemia provocada por la Covid-19 demostraron que no todas las instituciones universitarias del país estaban preparadas tecnológicamente para asumir el reto que representó la implementación de alternativas que permitieran dar continuidad al proceso de enseñanza-aprendizaje a través de la modalidad de la enseñanza a distancia soportada en la red.

Muchas instituciones tuvieron que reorganizar y recomponer su infraestructura tecnológica para optimizar el servicio de sus procesos sustantivos (docencia, investigación y extensionismo). De igual forma, no pocos docentes se vieron en la obligación de superar, en muy breve tiempo, su desidia y limitaciones tecnológicas para enfrentar las tareas docentes y poder atender a los estudiantes a través del empleo de entornos colaborativos, entre ellos las plataformas didácticas y las redes sociales, así como con el apoyo de medios de comunicación digitales (correo electrónico, chat, etc.).

De esta experiencia es oportuno aprender la lección y preguntarse: ¿En los centros de la educación superior se aprovechan todas las potencialidades que ofrecen las tecnologías?, ¿Existe realmente la informatización de la universidad?, ¿Se brindan servicios eficientes y de calidad a la par de las demandas de la sociedad del siglo XXI, caracterizada por el empleo de las tecnologías?, ¿Los docentes hacen uso adecuado de las herramientas y recursos tecnológicos que brinda Internet en el proceso de enseñanza-aprendizaje?, ¿Se prepara al estudiante para hacer uso apropiado de las tecnologías como futuros profesionales y ciudadanos?, y otras muchas más que facilitarían el diagnóstico de la realidad tecnológica de los centros universitarios.

Pero, sobre todo debemos cuestionarnos: ¿Cómo lograr la informatización de los centros universitarios?, ¿Qué medidas adoptar para propiciar una gestión universitaria eficiente y de calidad, apoyada en la red?, ¿Cómo lograr la actualización tecnológica sistemática de los profesores?, ¿Qué metodologías son las más oportunas para emplear las tecnologías en apoyo al proceso de enseñanza-aprendizaje?

A partir de las respuestas a estas preguntas se podrán diseñar e implementar estrategias institucionales, en las cuales se tengan en cuenta, entre otros factores: los recursos humanos, la infraestructura, el equipamiento, las mejores metodologías de empleo de las tecnologías y, las políticas y lineamientos ministeriales e institucionales, con el propósito de perfeccionar aquellos procedimientos que resultaron efectivos en tiempos de Covid-19 y proponer otros atemperados a la nueva realidad.

De esta forma estaremos contribuyendo, no solo, a la formación integral del futuro profesional y ciudadano del que urge la Sociedad del Conocimiento, sino también, a emplear eficientemente el amplio rango de posibilidades que brindan las tecnologías digitales en aras de elevar la calidad de los procesos sustantivos de la gestión universitaria.

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