La cabra siempre tira pal monte
Por: Shirley Ruiz
FSMET Col-Lat, Costa Rica
Escribo con sentimientos encontrados al lado de aquella vieja lámpara que no sabe leer ni alumbrar y de noche como un dios antiguo me mira compasiva, sin conocimiento ni perdón, pero desde sus entrañas se emociona al sonido de las teclas y con su cuerpo inmortal se sienta a mi lado, en silencio, en calma, en juego.
Tal vez hay que escribir hasta morir de sed, al borde de una orilla, donde las victorias no hacen tregua con las derrotas, y aferrarnos, aferrarnos a las letras, a las que suspiran inmóviles la pasión triturada entre los dedos.
A pesar de la decencia, de las normas, de la rectitud que nos dicen como ser, dar un paso sin despegar el otro pie del suelo y continuar sin cobardía, sin temor a la hoja en blanco que es como la vida misma que nos mira, que nos habla, y que no se resiste a las ideas y grita ¡Escribid y seguid!
Y por un lado queremos abandonar nuestros orígenes, nuestras raíces, incluso nuestra humanidad, porque las injusticias van y vienen y no han terminado las primeras cuando ya vienen las segundas empujando con furia y dolor y se siente el corazón quebrantado, sin fuerzas para palpitar, ciegamente corriendo por laberintos donde no podemos ver las salidas.
¿Y qué podemos hacer? No hay palabras para explicar nuestra conducta, nuestras acciones, nuestro amor desesperado por abrazar con esperanza a este mundo lleno de actos miserables que traen dolor, desvelos y caminos inciertos.
Pero algo más fuerte que nuestra propia voluntad nos invade y sin poder nombrar nos reconocemos en el rostro del otro, en su desesperación, en sus angustias, en sus tormentos y entonces somos esa cabra que siempre tira pal monte y que a pesar de todo encontramos las palabras para justificar la nostalgia que sentimos por nuestro terruño, por nuestra tierra, por nuestra casa y volvemos con fuerzas, una y otra vez como dijo el poeta Unovuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida, y esa vida se encuentra en nuestra patria grande, patria vulnerable que no tiene nombre, pero en su espalda lleva el nombre de miles por todo el mundo que luchamos por vivir en una patria cubierta de paz.