Mi casa se quema y decidí salvar el fuego

Por: Shirley Ruiz
FSMET Col-Lat, Costa Rica

Ayer mientras dormía, en la madrugada me desperté  de un susto, creí que los fuertes vientos se iban a llevar el techo o que algún árbol se vendría abajo y nos caería encima.

Se cortó la luz y en medio de la oscuridad con los ojos bien abiertos y sin ver nada y me quedé atenta esperando a ver que pasaba mientras intentaba que el corazón empezara a  disminuir  y volviera a la normalidad de su palpitar.

En ese momento tuve varias preguntas:

 ¿Qué hago si el techo es arrancado por el viento?

¿Qué hago si es un tornado?

¿Dónde había dejado las candelas?

¿Las llaves, dónde están las llaves?

Las horas fueron pasando, la luz regresó y en la mañana al levantarme encontré un vástago de plátanos en el piso, ramas, cartones y mucha basura de diferentes cosas tiradas por toda la propiedad.

Pero el techo no tuvo daños, ¡El techo seguía allí!

Y se viene a mi mente un poema de Jean Cocteau:

Salvar el fuego

Mi casa se estaba quemando y sólo podía salvar una cosa.
Decidí salvar el fuego.
No tengo dónde vivir pero el fuego vive en mí.
Y me defiende discretamente de todo lo impuro.
Mi futuro ya no es importante.
Sólo cuenta la intensidad del instante.

Y entonces puedo hacer varias comparaciones con lo vivido esa madrugada y lo que día a día estamos viviendo políticamente en el país.

Mi país es mi casa y se está quemando ¿Y qué quiero salvar yo?

Hablaba con una amiga activista de la situación política que estamos transitando y me decía: Shir, estamos trabajando en un movimiento de protesta que se llama “Somos mayoría”, vamos a levantar la voz e independientemente el candidato que sea elegido como presidente debe saber que sus actos estarán en la mira de miles de costarricenses y que no vamos a permitir que hagan lo que quieran con el país, el día 3 de Abril iremos a las urnas a votar y votaremos, pero ese día, nuestra protesta se hará presente.

Y dice el poeta: “No tengo donde vivir, pero el fuego vive en mí”

Poco a poco los políticos se han ido robando la tierra que nos vio nacer, se han robado nuestra cultura, nuestras costumbres, nos van quitando nuestro sustento, nos quitan el derecho de vivir en paz.

A veces pareciera que no hay caminos, que hemos perdido la batalla, que por más que hacemos o luchamos, siempre ganan los grandes, los poderosos, los que más tienen y sin importarles nada nos silencian, nos invisibilizan, nos tapan la boca.

Pero tal vez aferrarse a la esperanza sea el fuego que vive en cada uno y una, que aunque todo se esté quemando podemos salvar la casa, podemos unirnos y vivir la intensidad del momento, que pequeños actos solidarios hacen grandes diferencias porque “Somos mayoría”, porque: “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”.

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