Un tema urgente en educación: La autorregulación
Por: Mgs. María Eugenia Torres Sarmiento
Comunicadora Social y Gestora Cultural del Cañar (Ecuador)
Hablar del diseño del aprendizaje para el Siglo XXI, es un tema realmente complejo, pero a la vez urgente, cuando la realidad de la educación se ve sofocada, disminuida e incomprendida por la falta de formación tanto en docentes como en estudiantes, cuyo ritmo de estudios estuvo estandarizado para otras épocas. Podríamos con certeza decir que la educación sufre un salto en tiempos reales de los años 2020 a los años 2030 en donde se suponía que toda aquella avalancha informática y tecnológica tenía que llegar como un proceso normal en la vida de los seres humanos, más aún en los niños y jóvenes en quienes hoy realmente es un verdadero impacto.
Podría alivianarse esta confusión, estrés que produce un trabajo a través de redes cuando tanto los docentes, padres de familia, jóvenes y niños de este tiempo global asuman una responsabilidad llamada la “Autorregulación” en los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Ahora cuando los sistemas educativos sin un análisis pertinente y una experiencia en la que sólo el maestro es el que puede evidenciar su ardua labor frente a un computador por largas horas. Su desesperada función de responsabilidad y con ello un estrés marcado en las huellas de sus hombros, que día a día lo aniquila y por consiguiente su res quebramiento en su salud, no son visibles ante las exigencias de un forzado proceso educativo para el cuál no estuvo, ni está aún preparado.
Allí entra entonces un análisis detenido de la realidad del maestro de hoy en día, la exigencia del respeto a sus derechos. Y sobre todo un análisis de un tema importante para contribuir con esta misión devastada por el exceso de procesos burocráticos, -la autorregulación-.
El diseño de aprendizaje del Siglo XXI, se basa fundamentalmente en los requerimientos y necesidades del mundo el trabajo de la competencia claves, de las destrezas más valoradas, y las habilidades que no preparan para una vida plena en ciudadanía.
Una de las habilidades del aprendizaje, entonces es aquella a la que se refiere a la “Autorregulación”, proceso en el cual los estudiantes deben prepararse para la realidad de la vida y el trabajo del Siglo XXI. En el que puedan responsabilizarse de sus vidas, su trabajo y del aprendizaje continuo. Siendo así, el estudiante autorregulado según San Martí y Jorba (1995), aprenden al menos tres cosas:
Identificar los motivos y objetivos del aprendizaje que quiere realizar; anticipar, representarse y planificar las operaciones necesarias para llevar a cabo cada proceso de aprendizaje, seleccionando los procedimientos, estrategias, orden de ejecución, resultados esperados; e identificar los criterios de evaluación para saber si las operaciones se desarrollan como estaba previsto, y qué correctivos se podrán tomar sobre la marcha
Entonces, se requiere que los jóvenes monitoreen su propio trabajo e incorporen una retroalimentación para desarrollarse y mejorar.
De allí que, los nuevos modelos de evaluación meta cognitiva no son concebidos como lo que realmente debe representar. No se trata únicamente de tomar a la meta cognición como una reflexión del estudiante frente a lo aprendido del conocimiento, sino ver a la meta cognición como proceso autorregulado del aprendizaje, el cual puede potenciarse gracias a una adecuada intervención docente. Este aspecto lo fundamenta principalmente en la teoría de Vygotsky, sobre todo al tener en cuenta la mediación de los “expertos”. De ahí que, debe considerarse la meta cognición en una evaluación verdaderamente pedagógica, que obren consecuencia con los principios de una enseñanza basada en los conocimientos y progresos del estudiante. De este modo, se establece y enfatiza la -relación estrecha e inseparable entre los procesos de aprender, enseñar y evaluar; pero antes de todo este proceso según Rafael Flores Ochoa (2000), catedrático de la Universidad Andina de Colombia, “el maestro debe estar formado y preparado para aplicar una evaluación metacognitiva, que implica conocer ambos aspectos de la meta cognición, así tan genéricamente enunciados, son categorías tan abstractas que parecen un menú más apto para filósofos y epistemólogos de la Pedagogía que para educadores propiamente hablando”.
Sobre todo, habrá que empezar a distinguir con precisión qué será lo cognitivo y qué lo meta cognitivo, o cuál es la naturaleza y función de las actividades cognitivas. Pues como ya dijimos, la idea de la meta cognición que nos ocupará se refiere más a los conocimientos que las personas tienen sobre su propia cognición, motivándolas a prever acciones y anticipar ayudas para mejorar su rendimiento y resolver mejor los problemas. Así por ejemplo, un estudiante de escuela primaria puede dominar las tablas de multiplicar (capacidad cognitiva) y, sin embargo, no ser capaz de utilizar ese recurso para resolver un problema sencillo de aritmética elemental, porque no reconoció la situación planteada como un campo de aplicación de la multiplicación (capacidad meta cognitiva).
Parece que nos acercamos entonces a sacar resultados de las evaluaciones meta cognitivas, aplicadas como urgentes en tiempos de pandemia. Estamos seguros que habrá análisis trascendentes que serán motivo de fundamentos para varios artículos y teorías educativas, después de estos resultados.