Un volver a amanecer con el esplendor amarillo de los guayacanes

Por: Mgs. María Eugenia Torres Sarmiento
Comunicadora Social y Gestora Cultural del Cañar (Ecuador)

Cuando no hay luz, es necesario evocar a los recuerdos para volver a encontrar el ilusionismo mágico que nos conmovió y nos motivó el 2020 con el esplendor amarillo de los Guayacanes.

Parecía un ilusionismo natural los guayacanes florecidos, amarillo por doquier, la primavera en pleno mes de enero.  Siete horas de trayecto desde la capital cañari, Azogues; y un solo propósito, ser testigos de una de las obras más sorprendentes de la naturaleza.  Llegamos en un tour y nos salió al encuentro un sol radiante que nos acompañaría hasta entrada la tarde.  Mi compañera de ruta, la destacada escritora argentina Sandra Massoni , quien cumplió uno de sus grandes anhelos que era observar la reacción y la relación de la naturaleza y el mundo, la naturaleza y el ser humano a través de este espectáculo natural en el Área Ecológica de Conservación municipal “Los Guayacanes” de la provincia de Loja.

En contacto con la naturaleza y siendo espectadores en primera fila de un evento excepcional que se da en nuestro país, Sandra Massoni, manifiesta que  “Tenemos mucho que aprender de los bosques. Ellos, los árboles, saben convivir, son resilientes y solidarios. Son sistemas auto organizado que funcionan en red. Tenemos mucho que agradecerles. En la historia de nuestro planeta Tierra los bosques fueron la usina que logró disminuir el dióxido de carbono y hacer que proliferara la vida en ciclos cada vez más diversos. Si no hubiéramos tenido bosques, no seríamos lo que hoy somos. Es más, los científicos sostienen que si ellos no hubieran existido, nuestro planeta sería aún inhabitable. Tenemos mucho que aprender de los bosques. Mi experiencia este comienzo de año en el florecimiento de los guayacanes fue profundamente conmovedora. Caminar en ese bosque amarillo de miles de hectáreas ha generado en mí una conexión especial, y gratitud por haber podido conocer a esta comunidad de árboles capaces de tamaña belleza.

El Área Ecológica  de Conservación Municipal “Los Guayacanes” de la provincia de Loja fue creada mediante Ordenanza Municipal, en octubre de 2018, posee 13.843,00 hectáreas distribuidas en los sectores de Manguahurco: 7711,00 HA; 7 711,00 ha; Bolaspamba: 4 067,00 hay Cazaderos: 2 065,00 ha. El sector del florecimiento de los Guayacanes que conforman la reserva de biósfera transfronteriza “Bosques de Paz”, fue declarada por la UNESCO el 14 de junio de 2017 como la N° 17 en el mundo y la primera en Sudamérica.  Está conformada por la reserva de biósfera Bosque Seco de Ecuador, que fue declarada igualmente  por la UNESCO el 12 de junio de 2014 como sitio importante del planeta. Tiene una superficie de 501 mil ha., con una población de 110 habitantes; y la Reserva Biósfera Noroeste –Amotapes Manglare de Perú. El bosque de los guayacanes es hondamente esperanzador” (Massoni, 2020).

Las horas avanzan y el tiempo de permanencia en esta prodigiosa tierra llega a su fin.  Doña Josefina, oriunda del Bosque Seco de Manguahurco, camina por el parque, sonriente al ver a tanto turista que llega a su hermosa tierra, indica su tertulia de siempre frente a la hermosa Iglesia de Mangahurco. “Cuenta que hace cientos de años, la composición florística de los bosques secos estaba dominada por el Guayacán”. En el cantón Zapotillo, sólo en el Área Ecológica de Conservación Municipal “Los Guayacanes”, la superficie aproximada es de 40mil ha., que corresponden 50% a Cazaderos y 25% a Bolaspamba.

Sandra Massoni y María Eugenia Torres en Mangahurco-Loja.

Es así, que el bosque fue afectado a partir de 1960, toda vez que desaprensivamente se procedía a talar al guayacán por la durabilidad y excelente acabado de su madera.

Pero inesperadamente y de manera acertada, en mayo de 1978, un decreto presidencial declaró a todas las zonas bajo los 1000 metros sobre el nivel del mar, como “zonas de veda” y fue desde aquella fecha, que los bosques empezaron a recuperarse y a regenerarse, brindándonos ahora hermosos paisajes con el florecimiento de Guayacanes de la familia de los “Bignoniaceae”, cuyo nombre científico es el “Handroanthus Chrysanthus, Handroanthus billbergii Tabebuia Chrysantha (Tabebuia billbergii).

Iglesia Mangahurco.

Sandra Massoni, cumplió su sueño y al igual que todos los que tuvimos la oportunidad de asistir a este espectáculo natural nos llevamos un grato recuerdo y mucha esperanza de que los guayacanes sigan floreciendo para que cada año más turista venga y se deleiten con el milagro de la tierra. Nuestra gratitud  por su generosidad a todos los lugares que visitamos:  la Ceiba, la Ceiba Grande, Balza Real, Cocha de Almendro, Paletillas, Mangahurco, Cazaderos, Cabeza de Toro, Malvas, Lalamor, Limones, Saucillo y Zapallal, sectores en donde el Guayacán hacía su esplendor amarillo y mostraba la esperanza de un nuevo año y de vida.

Vivimos en Ecuador diverso y rico y muchas veces no conocemos su extraordinaria flora, fauna y cultura,  es decir aquellos atributos patrimoniales que le hacen sorprendentemente mágico, como es el caso de las tierras lojanas iluminadas por la luz y lumbre de sus guayacanes en flor.

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