Carta abierta al Presidente
Por: María Eugenia Torres Sarmiento
Comunicadora Social Investigadora y Docente, Azogues (Ecuador)
En la voz, quizá poco o nada escuchada de una maestra de muchos años de servicio a la educación, aparecen tantas inquietudes frente a tantas inequidades. Al cabo de más de una decena de años, siempre con pesares esperanzadores, se anhelaban nuevos días, nuevas oportunidades para el maestro ecuatoriano, me refiero al maestro de educación básica y secundaria, tan maltratado, desfigurado y aniquilado, porque con el maestro universitario la situación no es la misma.
Se hablaba de quitar las dilectas evaluaciones, formalismos que contribuyen al sistema burocrático. También se hablaba de reducir la carga horaria de aquellos servidores de la educación, como los han sumado hoy a una nueva denominación para los fines consiguientes, cuyo rol y trabajo excesivo con 30 horas semanales más tutorías, es incomparable a cualquier actividad, más aun hoy, dada la realidad de la pandemia, en donde el alumno ha perdido su brújula, su horizonte. Así como se pensaba en una compensación más alta para motivar y retribuir su trabajo.
Es cierto que el estudiante actual aprende de una forma distinta, no se puede comparar a un estudiante de la década de los 80 del siglo anterior, con uno de la década de los 20 del nuevo siglo, considerando que la brecha más palpable es la tecnología, lo que indudablemente transforma el proceso educativo, ¿pero qué pasa con el maestro del 2022?, pues, él tiene que ser el mismo maestro comprometido, entregado y con vocación para que todo lo que venga en su contra lo reciba con beneplácito y resignación.

Entonces pregunto ¿QUÉ PASA PRESIDENTE?, ¿en dónde ha quedado su propuesta de sacar al maestro de aquella postrimería, aquella injusticia en cuanto a su carga horaria, su sueldo, nuevas oportunidades de trabajo? ¡Es evidente que la realidad es más aguda de lo que parece!, cuando por ejemplo, en las universidades un maestro de secundaria a pesar de su amplia experiencia de formación docente, no tiene cabida. Se abalizan los cartones, los documentos, a veces ni siquiera puntuados y ganados, pero el maestro de educación media es aislado y despreciado, tenga la formación, que tenga.
En tiempos de elecciones, volaban sueños esperanzadores, pero la realidad muestra la otra cara de la moneda. El maestro ecuatoriano se encuentra formado, preparado, podríamos enunciarlo como un académico a carta cabal, ¿pero de qué le ha servido tanto esfuerzo? Si hace algunos años se le otorgó el premio a la perseverancia, con una formación académica en Maestrías educativas, otorgadas por el Gobierno Nacional. Pero, ¿acaso sólo era propaganda, era cuestión de marketing político?; porque en realidad parece que su remuneración en vez de ser mayor, ha disminuido, pues la devaluación monetaria ha hecho que sus sueldos, en este momento no alcancen para su supervivencia, peor aún pensar en ser portadores de bienes que aseguren su estabilidad.
“El maestro es probablemente el factor más importante para determinar la calidad del servicio educativo”, eso se dice, pero en la realidad no evidencia su presencia, su importancia y su valor humano ante todo. De aquella ilusión anhelada por ser “maestro”, -aquel hombre o mujer representativa de la sociedad, eje fundamental y ejemplo de las generaciones, se ha convertido en el vasallo irrespetado por un sistema caduco y antiprogresista.
Se exige que en este proceso el docente se convierta en el principal gestor del conocimiento, y debe estar preparado para asumir los nuevos retos que presenta la educación, como la adaptación digital y la formación de nuevas capacidades sociales. Por lo tanto y según la exigencia, la práctica educativa debe implicar un aprendizaje significativo que sea perdurable en el tiempo.
Mariana Buele, coordinadora de la maestría en Educación, Mención Innovación y Liderazgo educativo de la UTPL, señala que “actualmente la enseñanza debe repensar su enfoque y que el profesor debe prepararse para inducir al estudiante a un conocimiento innovador, en base a nuevas estrategias y enfoques que se adapten a las características del estudiante”.
Se escucha, se lee formidable aquel enfoque para el rol del maestro actual, pero que pena que todos estos anhelos sean solo parte de políticas educativas basadas en utopías y no en realidades. Y cuando se trata de buscar soluciones a esta problemática de la educación, siempre se llega a una palabra que opaca y desvirtualiza una lucha justa y es la de “vocación”. Evidentemente es necesario hablar de la vocación del maestro, pero aquella vocación también debe ser motivada y retribuida… y es que acaso el maestro ¿no tiene derecho a vivir como todos?
Qué tiempos para difíciles, en donde todo está a prueba, primero las clases síncronas y las asíncronas, todo un verdadero proceso de experimentación; luego la etapa de las clases híbridas, todo un fracaso, pues en países subdesarrollados cómo esperar un servicio de internet de punta; y últimamente cuando empezamos a pensar en una aparente solución de la realidad de la crisis emergente, las clases presenciales en grupos restringidos tampoco son la solución.
Y si añadimos la falta de capacidad administrativa, es otro de los grandes problemas globales y nacionales. La pandemia nos viene encima, sin embargo más que preocuparnos por la salud y el bienestar de estudiantes, docentes y familias enteras, estamos preocupados en cumplir a carta cabal normativas y disposiciones legales que no tienen una conexión con la realidad en la que vivimos.
Vienen y van informaciones contradictorias que lo que están produciendo es la inestabilidad, la desmotivación y por ende, el bajo rendimiento de los estudiantes. De allí entonces vale la pena preguntarnos ¿Qué pasará con la educación, acaso -no hemos pregonado toda una vida-, que es el eje fundamental del desarrollo humano, de los pueblos, naciones y el mundo?

La verdad no estábamos todavía preparados para cambios bruscos en el sistema educativo, han pasado dos años de una realidad global, y aún no estamos adaptados a este nuevo sistema educativo. Cuánto nos falta capacitarnos y entrar en un mundo tecnológico forzado, porque aquella relación directa con el alumno es realmente la que le lleva a una educación integral.
“Vernos a los ojos, darnos una palmada en el hombro, escuchar la voz directamente, son factores que nos humanizan y eso es la educación -humanización-”.
Sin duda, el gobierno Ecuatoriano, no le interesa para nada el sistema educativo, por qué sin duda, solo buscan el bien común. No saben la triste realidad que se enfrenta el sistema educativo, aveces me doy a pensar que dentro del MINEDUC, no existen personas.
Hacen llamar a esta educación una ”educación de calidad” pero que se los crean aquellos que quieren seguir con un vendaje en los ojos.
La realidad es otra y hay que reaccionar!
Les invito a todos los maestros ecuatorianos a luchar por nuestros derechos que lo hemos construido y ganado a lo largo del tiempo, pero que hoy en día se ven vulnerados.
Allí la respuesta a algo que fue totalmente inexplicable y repudiable: Que personas hasta con título de 3ro. Y 4to. Nivel, escritores…, etc…!!!VOTARON POR UN SIMPLE BACHILLER!!!
El análisis realizado evidencia que no existe una articulación en el Ministerio de Educación con la nueva realidad de las necesidades de los profesores, la innovación tecnológica y menos una politica del gobierno clara.
Con el análisis presentado se puede evidencia que no existe una articulación del gobierno con los sectores de educación, las necesidades de los docentes, una realidad que afecta a la educación de los jóvenes.
La educación Ecuatoriana se ve afectada desde hace tiempo, mucho antes de la pandemia, pues la poca valoración por el trabajo de los docentes también hace que haya desmotivaciones y se convierta más en obligación que en vocación, sinceramente deberíamos de unir fuerzas para luchar verdaderamente por el derecho real de una educación de calidad, hay que quitar tapujos y hacerle frente a los problemas el silencio no nos ayudarás y los grandes depredadores de la educación y de la sociedad (políticos) seguirán alimentándose de nosotros y destruyendo a la patria y con eso la esperanza de una sociedad mejor se irá por un tubo y terminaremos huyendo del país como ha pasado en otros ¿Acaso dejaremos que sigan desbaratando nuestro sueños y nuestra casa?
Es la pura verdad en todos los gobiernos de turno solo se han preocupado en realizar un sin número de propagandas a favor de la educacion, sin mirar la verdadera problemática que mucho daño a hecho en la educación la corrupcion.
Una reflexión bien traída. Que refleja la realidad del maestro desde las aulas de clase. Ojalá en algún momento nuestra labor docente sea reconocida . Felicito por tan acertada interpretación de la realidad docente 👍🏼👏🏼👏🏼👏🏼