Las pedagogías alternativas. Una mirada reflexiva desde la crisis sanitaria provocada por la Covid-19
Por: Dr. Enrique Espinoza Freire, PhD
Universidad Técnica de Machala (Ecuador)
La pandemia por la que atraviesa el mundo, provocada por el coronavirus SARS-COV-2, ha incidido en todos los ámbitos del quehacer humano, impactando en la economía, salud, trabajo y educación. Esta crisis ha desvelado la incapacidad de muchas personas, organizaciones e instituciones para enfrentar los desafíos y escenarios impuestos por esta situación sanitaria extrema que requiere del distanciamiento físico.
En el ámbito educativo, el reto que representa la Covid-19 para el cumplimiento de los objetivos de los procesos formativos ha promovido el análisis crítico y reflexivo, de los docentes y especialistas, sobre la pertinencia y efectividad de los modelos pedagógicos vigentes. Entre las cuestiones que se debaten están la capacidad de resiliencia de los escolares para enfrentar las nuevas condiciones de vida y, sobre todo, qué hacer desde la Pedagogía para formar individuos resilientes.
Antes de cualquier análisis hay que partir de considerar a la Pedagogía como una ciencia direccionada a la educación como proceso social, mediante el cual se forma al individuo integralmente para enfrentar su entorno y las diversas circunstancias que se presentan a lo largo de la vida.
Además, debemos recordar que entre los objetivos de la Pedagogía se encuentran desarrollar las habilidades y los valores humanos del individuo, así como formar competencias humanas, potenciando y direccionando el talento y la creatividad del aprendiz hacia la inteligencia afectiva, que le permita la auto aceptación y, la autorregulación y control de los sentimientos, emociones y motivaciones.
Sin embargo, no siempre estos propósitos se cumplen, de ahí la importancia de meditar sobre este importante asunto y tomar las decisiones oportunas que permitan profundizar y consolidar el trabajo iniciado de manera emergente, para así, ser capaces de enfrentar las diversas realidades sociales con preparación y estabilidad emocional y no ser sorprendidos nuevamente.
¿Qué hacer entonces?, quizás la respuesta se encuentre en las pedagogías alternativas que, independientemente de sus particularidades, tienen un fin común, contribuir a la formación integral del individuo para la vida. De esta forma, la Pedagogía crítica aporta estrategias para el desarrollo del pensamiento crítico y las competencias de comunicación mediante espacios de colaboración y cooperación en la construcción colectiva de significados. Por su parte, la Pedagogía Waldorf, ofrece métodos para propiciar la autonomía en el aprendizaje, apoyada en la creatividad del aprendiz según su edad y la Pedagogía conceptual busca desarrollar competencias intrapersonales e interpersonales mediante las teorías de enseñanzas afectivas e inclusivas; por solo citar algunos ejemplos.
Las pedagógicas alternativas brindan métodos, procedimientos y técnicas de enseñanza-aprendizaje, flexibles, pertinentes y direccionados tanto a los procesos cognitivos y procedimentales como a los actitudinales para provocar en los estudiantes estados anímicos y emocionales favorables al aprendizaje en medio de un contexto no convencional; sin perder de vista la posibilidad para fomentar los valores humanos de solidaridad, responsabilidad y autonomía, entre otros.
Si se logra la comunión de las pedagógicas alternativas se podrá contar con un modelo pedagógico integral de formación de individuos resilientes, capaces de enfrentar la vida de manera crítica, activa, participativa, empática, colaborativa y con estabilidad emocional.