Clima Organizacional y Estrés Laboral en el ámbito educacional
Por: Dr. Enrique Espinoza Freire, PhD
Universidad Técnica de Machala (Ecuador)
En estos tiempos de pandemia, como resultado de la propagación de la enfermedad COVID-19, se han exacerbado las condiciones que generan el estrés laboral, situación que también alcanza al ámbito educacional.
Es importante señalar que, si bien durante la pandemia esta realidad ha sido más evidente, siempre ha estado presente. El estrés laboral experimentado por los docentes tiene mucho que ver con el clima organizacional establecido en las instituciones educacionales, partiendo de considerar que, el ambiente laboral está relacionado con la planificación y organización de la carga de trabajo del educador, así como con las relaciones interpersonales que se establecen entre los miembros de la comunidad educativa.
En estas líneas, por razones de espacio, reflexionaremos acerca de la planificación y organización que hacen los directivos para la actividad del docente, de sus consecuencias en caso de no ser adecuada y de cómo poder contribuir a disminuir el estrés.
Con marcada frecuencia se observa que, el docente es sobrecargado con exceso de paralelos y asignaturas, por ende, con horas clases y gran cantidad de estudiantes. Ante estas circunstancias, el docente debe redoblar los esfuerzos para: atender las necesidades cognitivas de manera individual según las características de cada uno de sus educandos, efectuar la revisión de las tareas realizadas de forma autónoma por ellos, apoyarlos durante el proceso de aprendizaje, motivarlos para que no desistan en su empeño de superación y controlar su desempeño durante todo el proceso educativo, para en caso necesario poder implementar estrategias didácticas direccionadas a la superación de las dificultades detectadas; sin olvidar prestarles apoyo emocional y contribuir a su formación en valores humanos; así como mantener activo el vínculo con las familias de sus discípulos.
Por otro lado, el docente debe realizar la preparación metodológica y planificación de las clases, llevar a cabo una constante superación; además de ser un sistemático investigador con el propósito de aplicar de manera innovadora los resultados obtenidos en función de elevar la calidad de la enseñanza.
Para nadie es un secreto que el docente en ocasiones trabaja más horas de las estipuladas en el contrato; se ha convertido en una práctica cotidiana que dedique parte de su tiempo libre a estas tareas, compartiéndolas con sus obligaciones familiares y sociales.
Independientemente que la profesión docente es más una vocación de servicio a los demás que una forma de trabajo para obtener una remuneración económica, la actividad del docente es estresante, llegando en ocasiones a dañar su salud y generar estados de ánimo negativos, agotamiento emocional y frustración, que pueden además de socavar su salud, atentar contra la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Es necesario reflexionar sobre cómo propiciar un adecuado clima organizacional en las instituciones educativas como garante de la racionalidad en la organización y planificación de la actividad del docente y de su estabilidad emocional.
En tal sentido, los directivos deben perfeccionar la planificación y organización de las actividades que involucran al docente, racionalizar la asignación de asignaturas y paralelos, dar responsabilidades al docente en correspondencia con sus capacidades y tiempo disponible, propiciar espacios de trabajo armónicos, colaborativos y solidarios, fomentar la responsabilidad compartida, brindar el apoyo material y moral para la ejecución de las tareas, y reconocer, valorar y estimular los mejores resultados de trabajo, entre otras acciones que contribuyan a preservar la integridad profesional, física y mental de los docentes.