Educación y valores

Por: Esthela García M.
Docente, Azogues (Ecuador)

El currículo educativo ecuatoriano implementado desde el 2016, que cubre todos los niveles de educación obligatoria y presenta una propuesta flexible en su aplicación, está orientado al perfil de salida del bachillerato; este perfil se apoya en tres valores fundamentales: la justicia, la innovación y la solidaridad, estableciendo  en torno a ellos, un conjunto de capacidades y responsabilidades que los estudiantes deben ir adquiriendo en el transcurso de su educación.

La justicia se apoya en comprender las necesidades y potencialidades del país, para construir una sociedad democrática, equitativa e inclusiva, en la que se actúe con ética, generosidad, integridad, coherencia y honestidad, en el marco de respeto y responsabilidad con nosotros y con las demás personas, con la naturaleza y con el mundo de las ideas. En el reconocimiento de nuestras fortalezas y debilidades, en el cumplimiento de las obligaciones y en la exigencia de nuestros derechos.

La innovación hace referencia a la capacidad de desarrollar ideas creativas con pasión, mente abierta y visión de futuro; de asumir liderazgos auténticos, ser proactivos y responsables en la toma de decisiones. Despertar la curiosidad y la indagación en aspectos de la realidad mundial, aprovechando  todos los recursos de información posibles.  Desarrollar la capacidad de comunicarse de forma clara en nuestra propia lengua y en otras, utilizando varios lenguajes como el numérico, el digital, el artístico y el corporal, asumiendo son responsabilidad cada discurso. Actuar de manera organizada, con autonomía e independencia; aplicando el razonamiento lógico, crítico y complejo, y practicando  la humildad intelectual en un aprendizaje a lo largo de la vida.

La solidaridad  está considerada cuando se asume  responsabilidad social y la capacidad de interactuar con grupos heterogéneos, procediendo con comprensión, empatía y tolerancia, para contribuir en la construcción de nuestra identidad nacional en un mundo pacífico, valorando la multiculturalidad y multietnicidad.  Utilizar la inteligencia emocional para ser positivos, flexibles, cordiales y autocríticos, armonizando lo físico con lo intelectual, según las exigencias del trabajo en equipo en el que se comprenda la realidad y se respeten las ideas y aportes de los demás.

Estos tres valores que los niños y jóvenes deben ir desarrollando de forma progresiva,  durante su permanencia en el sistema educativo, a la par de lo que puede obtener de la convivencia en su entorno social y familiar; tienen un objetivo utópico en el marco de un contexto desfavorable fuera de la escuela.

El reto de los docentes frente a este desafío es inmenso, puesto que a veces se vuelve un trabajo contracorriente, que requiere de una dedicaciòn al ceinto diez por ciento, para conseguirlo,  con todas las limitaciones  materiales que pueden tener los docentes, más aquellos que trabajan  con los sectores vulnerables de la población.

Cómo la escuela puede fomentar la justicia y solidaridad si los niños y jóvenes están nadando  en una sociedad colmada de ejemplos de corrupción en todos los niveles, con el mensaje de “si vas a robar debes robar bien” con criminales sin castigo,  con inocentes en prisión, con muertos que se han olvidado, con liderazgos que  desdeñan  el principio básico de justicia y solidaridad, que debe ser el norte del ejercicio profesional y estar presentes en  todas las actuaciones humanas que se dan en la convivencia.

Maratónica la tarea del docente, para impulsar estos valores, maratónico  el esfuerzo que tienen para  fomentar la innovación, ante la abundancia de contenido en los medios de comunicación, ante la comodidad que imponen los dispositivos electrónicos  o ante la dificultad de educar con ellos.  Porque innovar no significa solo usar la tecnología, innovar significa tambien buscar soluciones creativas a los problemas, herramientas novedosas, métodos que no han sido practicados antes; innovar significa cambiar la forma de hacer las cosas para mejorar. Un maestro innovador formará estudiantes innovadores.

Sin embargo los docentes del Ecuador asumen este reto y lo hacen lo mejor que pueden, con los recursos materiales e intelectuales con que cuentan, con el apoyo de un marco curricular defendible, con su constante búsqueda de preparación y perfeccionamiento, aprendiendo cada día de sus mismos estudiantes, adaptándose a cada realidad que le toca confrontar. Por eso se hace tan necesario que los docentes se sientan motivados, que su trabajo no sea una carga difícil de llevar, que encuentren la satisfacción de sus necesidades, de sus aspiraciones, que se sientan apoyados, que dejen de remar contracorriente, que su voz sea escuchada.

Sobre todas las cosas, los maestros necesitan que la sociedad y la familia contribuya a su esfuerzo, que no abandonen a los niños y jóvenes en la escuela;  que quienes ostentan puestos privilegiados envíen mensajes asertivos y positivos, con el ejercicio de sus acciones, brindando ejemplos dignos de imitar en los que los educandos del país puedan identificar la  justicia, la  solidaridad como parte de la ideología nacional, con un objetivo común de vivir en una sociedad mejor.

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