El cambio es posible

Por: David Rubio Q.
Politólogo, Colombia

¿Será posible que en Colombia algún presidente sea de origen popular?, ¿será concebible que en Ecuador se supere el papel de Rafael Correa?, ¿Es posible que en Centroamérica se den transiciones del poder pacíficas y que no detonen en más flujos migratorios? Son preguntas validas ante un panorama sociopolítico incierto, con la sombra de unas economías frágiles y un sistema internacional dependiente de Estados Unidos y sus calificadoras de riesgo.

Sin embargo, pese a las demoras y dudas en el proceso electoral, junto a los señalamientos de comunismo y al auge de la violencia en las zonas periféricas del país, Perú es un nuevo ejemplo de que el cambio es posible. El papel de Pedro Castillo no es fácil, llega a la Casa de Pizarro[1], sin mayorías en el poder legislativo, con riesgo de ser investigado y destituido como ocurrió con Pedro Pablo Kuczynski, Martín Vizcarra, Manuel Merino, entre otros.

Esta encrucijada pone al profesor, en una postura versátil y con necesidad de negociar con las demás fuerzas políticas del Perú de facto. Este desconocido, sin vínculos políticos, cargos previos de elección popular y dedicado a los niños y jóvenes en la región de Cajamarca, puntualmente en Chota, zona de donde es originario y en la que ha trabajado por más de 24 años ejerciendo como profesor, se juega el cambio político de su país en el puesto más importe y con más recambios en los últimos 4 años.

Nota: Tarjeta de votación diseñada por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), para las elecciones de 2021.

Este rondero y sindicalista llega al poder en medio de una polarización inusitada, donde la ruralidad y los centros urbanos chocan ante la elección presidencial del 2021, en el mapa que verán a continuación, es posible identificar dos países bajo la misma bandera, esto a consecuencia de la irrupción directa de Keiko Fujimori desde 2011 como candidata presidencial; participando y perdiendo las elecciones de 2011, 2016 y 2021, por un margen cada vez más ajustado.

Este discurso dicotómico, politizado que desde hace más de una década ha invocado el comunismo y chavismo en un contexto que no lo tenía y no lo necesita, lo cual ha afectado sustancialmente el ejercicio consciente y el trasfondo de las elecciones en Perú que podría centrarse en algunos de los siguientes escenarios; por un lado, la necesidad de reducir la desigualdad y la pobreza es una deuda histórica del país; además, pensar en destinar más recursos para la educación y redistribuir las destinaciones de ejercito y otros sectores es un cambio que la sociedad demanda; finalmente, el deseo por la reforma agraria que aporte sustancialmente al saneamiento de las necesidades insatisfechas y que impulse la riqueza a lo largo de la sociedad es necesario.

No hablamos de izquierda o derecha, de chavismo y correísmo, se trata de que uno de los países más inestables en la región a nivel político se desarrolle pensando en las comunidades rurales, en los jóvenes, los maestros y los sindicalistas, por solo mencionar algunos de los grupos sociales olvidados y desfavorecidos por los gobiernos de turno y no solo en Perú. 

Finalmente, sonará utópico, pero ojalá sea posible una renovación política en América Latina, que permita darle valor a las instituciones del Estado y que vuelva a cimentar la confianza entre la sociedad y el poder. 


[1] Sede del Poder Ejecutivo de la República del Perú.

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