Insistir en el Frente Antioligárquico y Antineoliberal

Por: Luis Herrera Montero (PhD)
Universidad de Cuenca (Ecuador)

No fue posible la unidad para ganar en una sola vuelta. Tampoco fue posible hacerlo en segunda vuelta ¿Será que por lo menos en la Asamblea logramos tal unidad para impedir que las oligarquías hagan una miserable feria con los recursos del país? Que la Asamblea la gane CREO-PSC completaría nuestra tragedia. Antes habíamos planteado el frente antineoliberal o progresista, no solamente para el escenario electoral. Hoy es una urgencia mayor y una necesaria prevención de lo que viene con el gobierno de Lasso. Antecedentes claros lo tuvimos durante el período de Moreno, que implicó a complicidad directa del banquero. La gestión fue catastrófica; mala respuesta ante la emergencia sanitaria por covid19, desmantelamiento del sistema público, retroceso miserable respecto a los derechos laborales y ciudadanos, y represión brutal en octubre 2019, la peor desde el retorno a la democracia. Pero eso no marcó diferencia para ciertos sectores; algunos de éstos insistieron en votar nulo y otros por Lasso.

En octubre de 2019 no fue Correa quien persiguió, encarceló y provocó la muerte a 11 conciudadanos. La mayoría de ecuatorianos y ecuatorianas fuimos testigos de la brutal represión.  Hoy el señor Lasso supo deslindarse, como estrategia electoral, de muchos temas en los que coincidió con Moreno. Hace un poco más de dos décadas se produjo la tragedia del feriado bancario, posiblemente muchos jóvenes no la sientan, pero se dio y Lasso fue corresponsable de la misma. No Correa. Entonces no tiene rigor haber promocionado el voto nulo. Que Correa y sus seguidores deben autocriticarse sin lugar a dudas, no solo por la derrota del 11 de abril. Pero los que promocionaron anular el voto no deben celebrar nada, más bien deben criticarse con mayor severidad,  porque el triunfo de Lasso es un golpe a Octubre de 2019.

El anticorreísmo instauró el gobierno más nefasto de nuestra historia contemporánea y es el que llevó también a la alianza CREO-PSC al triunfo electoral el pasado 11 de abril. Está por lo demás claro que la pugna anticorreistas-correistas, ante el triunfo mencionado, quedó en la ridiculez más evidente. La ideología que confundió a UNES y le otorgó significados de derecha casi iguales a la alianza oligárquica carece de mínimos rigores. No cabe duda de que el régimen que deviene se alinea con lo más reaccionario del continente, pues no son gratuitas las felicitaciones de Uribe, Guaidó y Piñera; lo más podrido del neoliberalismo latinoamericano.

Anteriormente había insistido en la necesidad imperiosa de conformar un frente antineoliberal o progresista. Hoy es una urgencia mayor y una necesaria prevención de lo que está por venir con el gobierno de Lasso El Frente antioligárquico, no obstante, no puede reducirse a sectores que apenas llegaron al 19,3% de la votación en primera vuelta. Sino al aglutinamiento mayoritario de las fuerzas progresistas y de izquierda y eso pasa por comprender la importancia de UNES dentro de la luchas sociales. Lo contrario es fraccionamiento y el mejor distractor para la política imperial gringa y que será el sustento innegable del gobierno de la alianza CREO-PSC. Favor no es momento para caer en sectarismos ni ingenuidades supuestamente radicales. Tampoco se trata de garantizar la gobernabilidad neoliberal, ya que eso significaría una claudicación inadmisible de un proyecto basado en los principios de nuestra Constitución de 2008. Se trata de guardar siempre la coherencia política. En consecuencia, no procede abandonar las críticas legítimas al sistema neoliberal bajo argumentos de gobernabilidad, pues no siempre la gobernabilidad se alinea con la democracia y esta no se simplifica en victorias electorales; hay principios de justicia, soberanía y paz social, que serán alterados como se han alterado ya con el actual gobierno. No cabe duda que el continuismo será el denominador principal. Es indispensable el aglutinarnos entre aquellos que en la primera vuelta votamos por UNES, Pachakutik y alguna parte de la Izquierda Democrática, ´pues implicaría el real bloque mayoritario y sin duda progresista. No propiciarlo sería un flaco favor a las oligarquías.  Las segundas vueltas no determinan los fundamentales alineamientos.

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