Un héroe furtivo, esotérico y arcano
Por: María Eugenia Torres Sarmiento
Decías que el héroe de la pandemia del Covid-19 es el médico, la enfermera, el policía, el periodista y el paramédico, pero en dónde queda, y qué decir del héroe escondido en una sociedad “exigente y carente a la vez”, cuyo rol protagónico inadvertido, es el más crucial de todos, porque ¿hay de la sociedad en donde le faltara él?
Indaguemos a lo largo de esta pequeña historia quién es el héroe, que con acrisoladas lágrimas de un enamorado viviente de su vocación y de su misión, a –quién no le quedó más-, que secar sus lágrimas, opacarlas y mostrar sonrisas y seguridad ante la vida naciente de muchas generaciones híbridas y habidas de nuevas respuestas y esperanzas.
…Aquel emblemático, furtivo, esotérico, arcano y confidencial, pero sin brillo en días sombríos, que a lo largo de su misión, traslucirá en la historia ¨para aquellos que si lo quieren ver¨.
Era doce de marzo del año 2020, año de cambios y transformaciones de una sociedad saturada por la complejidad de varios factores sociales, culturales, económicos y espirituales, fruto de una repleción de la vida misma y de aquella ambición del ser humano por el poder que ha llevado a la ciencia a crear herramientas que irían en contra de su propia naturaleza y ¨una verdadera asimetría social¨. Pero frente a la conmoción del hombre, ¨el mundo como mundo¨, reinicia un nuevo ciclo de vida, en donde todas las naciones se arrodillan ante lo invisible, en donde el planeta tierra, un organismo vivo, aprovecha la ausencia del hombre y se cura a sí mismo; los ríos se vuelven cristalinos; el aire es más limpio que nunca; las estrellas son más visibles; los animales disfrutan de su libertad, mientras el mismo ser, en palabras de Jorge Luis Borges, -tuve que sentir la soledad para aprender a esta conmigo mismo y saber que soy buena compañía, traté siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto, como debe ser (incluyéndome), además aprendí que nada en esta vida es seguro, sólo la muerte …por eso disfruto el momento y lo que tengo, en definitiva, la viva es bella con su ir y venir, con sus sabores e insabores- ( Torres, 2020 en Castellano y Ponce, 2020, p. 516).
No cabe duda que aquellos días de un devenir de esperanzas y al mismo tiempo la convulsión de una ciudad que se ha visto obligada a detenerse en su ritmo acelerado por el desorden global en contraposición del brillo de un amanecer radiante, el trinar de los pájaros a libre vuelo, el movimiento de las hojas al son de la auténtica primavera. Sin olvidarnos también de aquellas parejas solitarias encontrándose en el ciberespacio con sus almas gemelas en un cosmos en donde el lenguaje disperso creaba espacios diferentes y todos a la vez interconectados, y a la vez difusos, ahora involucrados por una razón de vivir, ¨el amor¨
Todo ha cambiado, menos el valor del héroe que aún no aparece en la historia, pero que es aquel que divisa cada uno de los detalles, aquellos movimientos lentos, fríos del temor al virus en los diferentes quehaceres humanos. Te has detenido un momento y has visto al niño, al joven confinado en diferentes escenarios, unos con suerte en medio de jardines y portentosas mansiones y casas, otros en medio de cuatro paredes tétricas de edificios de antaño, y algunos en veredas y espacios no propicios para una vida digna. Sin embargo, cual escenario fuere, la misma la realidad lo es.
Y reiteraré en lo profundo una y otra vez, tras un eco que incita a seguir armoniosamente, como lo hizo José Luis García Guillermo en su poema original:
Anoche estuve soñando y ahora no recuerdo nada, si acaso que me abrazaban, y que estaba paseando, añoro el tiempo pasado, añoro aquella rutina y a la vez indisciplina de moverme a cualquier lado, sin más normas ni doctrinas, que las que yo me dictara, pero ahora en este encierro, en este triste destierro, se ha convertido mi casa en una celda de hierros, por eso cuando yo salga aplicaré lo aprendido, y daré gracias de estar vivo y que esté viva mi gente.
Y además, estaré afortunado por la ilusión de la vida, que nos regala día a día el alba presumida. Entonces al fin evidencio, quiénes héroes furtivos lo son, aquellos por quienes exhortó animemos y reconozcamos a nuestros verdaderos héroes de Paz, a los maestros que trabajan en el campo y en las ciudades en condiciones indignas, ofreciendo lo mejor de sí, en procura de los estudiantes. Porque la educación no cambia al mundo, sino cambia a las personas que van a cambiar el mundo.
Y ahora en el 2020 con el avance del COVID, no me cabe la menor duda de que los héroes en la atención empática y la transmisión de la calma, son los maestros. Aquellos educadores, quienes atienden desde sus casas a millares de niños y adolescentes, sin una preparación adecuada, ni herramientas tecnológicas necesarias para llevar a cabo una misión virtual. Por ello, los maestros, han tenido que enfrentarse a grandes retos como el de garantizar el acceso a oportunidades de aprendizaje remoto, especialmente de aquellos ciber-estudiantes cuya relación espacial conlleva a un mundo de ficción y no realidad, y de aquellos cuyas necesidades educativas especiales requieren su atención prioritaria más que nunca.
Pero, aunque el reto es grande, allí están los héroes, los arcanos y los furtivos para emprender su misión en este mundo hostíl.
A todos ellos mi admiración.
Bibliografía:
Castellano, J.M y Ponce, G. (2020). Testimonios, Vivencias, Reflexiones e Imágenes en tiempos del Covid-19. Editorial Centro de Estudios de América Latina. CES- AL. Quito, Tenerife, Málaga y Roma. ISBN: 978-9942-8845-2-7.