La mujer que volvió del abismo de Ruperto Long
Por: Ernesto Arias Deidán
La interacción entre la novela tradicional y la narración testimonial da origen a un nuevo género, la novela testimonio u novela documental, que se caracteriza por la conexión de la novela testimonio con el periodismo, teniendo como antecedentes en Truman Capote, con la novela “A sangre fría”, publicada en el año de 1966.
Por lo tanto esta nueva tendencia de narrar no es de ahora, viene de muchas décadas atrás, sin embargo, en la actualidad ha tomado nuevas formas de contar, cuyos entornos gravitan dentro de un marco referencial en el que los escándalos políticos-policiales y sociales, con un alto componente mediático, son las fuentes de inspiración para los autores de novelas que se las consideran dentro de este género.
Por ello he considerado que antes de entrar al análisis del tema que me compete, hacer un somero análisis de la novela-documental, cuya característica, ante todo, es la mezcla entre la ficcionalidad y la historia.
Aquí, el novelista es testigo y se compromete con los dilemas morales, y éticos, donde lo verosímil subordina a lo estético, procurando que los personajes intrahistóricos permanezcan y se mantengan vivos en el recuerdo de los lectores.
Y cuando hablo de “La mujer que volvió del abismo”, de Ruperto Long, me atrevo a decir que estoy ante una novela-documental, porque encuentro el perfecto equilibrio entre “la ficción, la crónica, el testimonio y la historia”, con interrupciones de la voz del narrador en primera persona y de su personajes, que van apareciendo en el transcurso de la narración, como Federico Sánchez de la Reina, Fátima, Karla Finocchiaro, Aline, María del Huerto, entre otros.
Personajes que el autor va construyendo con una alta carga humana, y que en el transcurso de la historia conocen el dolor, la angustia, la soledad, pero siempre con una luz que aparecerá al final del túnel.
“La mujer que volvió del abismo”, es una novela que narra dos historias a la vez y que se vinculan a través de la acción del principal actor: Federico Sánchez de la Reina.
Historias paralelas, la una, se refiere a Federico Sánchez de la Reina, en la búsqueda de un antepasado. Y que después de un largo periplo y revelaciones que leyera en sus andanzas por los archivos de Indias, Simancas y Valladolid, logra tener en sus manos el Testimonio de cinco siglos de historia y sus enigmas. A lo que diría, el narrador, en la voz de Federico Sánchez de la Reina… “pero el alma de Fray Pedro estaba a buen recaudo” (pág. 301).
Es que la obsesión de Federico Sánchez de la Reina, una suerte de Sherlok Holmes de la historia, era saber qué sucedió al que él supone es su antepasado, Fray Pedro Sánchez de la Reina, que participó en la expedición de Magallanes y que fue abandonado por orden de éste, junto al veedor real de la Armada, Juan de Cartagena, acusados de traición, en la remota bahía de San Julián, en la Patagonia.
Y la trama comienza por una llamada que Sánchez de la Reina recibe de su amigo de infancia Edwin Lonogan, para que visite San Julián, en la Patagonia. Si bien, el objetivo de su visita era rastrear lo sucedido a su ancestro Fray Pedro, no es menos cierto que tiene que enfrentar una nueva historia, que cambiaría su vida para siempre.
Dos historias que caminan juntas, la una corresponde al viaje de Magallanes, en el siglo XVI, una historia trágica por ser abandonados a su suerte los dos tripulantes, y la otra, quizá la más cruel, ocurrida en tiempos contemporáneos.
Cuando Federico Sánchez de Reina arriba a San Julián, encuentra que en ese pequeño pueblito suceden hechos que alarman a la población, y alcanza a leer pintado en una pared un grafiti sobre dos chicas desaparecidas, “La trata es la esclavitud moderna”, “Sin clientes no trata”(pág. 46).
En esta novela, su autor, Ruperto Long, se adentra en el mundo de la trata de blancas y logra destapar el gran negocio de la mafia dedicada al comercio sexual, con el objetivo de prostituirlas a jovencitas que luego serían enclaustras en prostíbulos y puestas al servicio de sus clientes.
En esta historia, el autor describe a Stefanie como una presa fácil: hija de una empleada doméstica, abandonada por su padre, proveniente del lejano pueblo de Tilcara, provincia de Jujuy. En tanto que Lorena, la zagala alegre y movediza amiga confidencial de María del Huerto. Lorena, es hija de un empleado que trabaja en el campo petrolero de truncado, a 300 km de San Julián.
En “La mujer que volvió del abismo”, toma protagonismo una chica estudiante de economía, Fátima, que al verse abandonada de su esposo y ante la necesidad de sobrevivir con su pequeña hija Camila, ingresa por voluntad propia al mundo de la prostitución. Pero su historia se desarrolla en Montevideo, enfrentándose a las redes de la mafia de trata de blancas, con valentía y sin temor a las consecuencias. No teme en denunciar a “los fiolos”, mafiosos que sientan territorio en el negocio de la prostitución. Fátima incursiona en el mundo digital para su nuevo oficio, el FB, el twitter, Instagram, son herramientas que utiliza para ingresar al mercado de las trabajadoras sexuales.
Ruperto Long documenta y denuncia en su novela “La mujer que volvió del abismo”, de manera magistral, la trata de blancas. Federico Sánchez de la Reina, personaje central en este thriller, asume la investigación en el secuestro de las dos adolescentes, en especial de Lorena. Mientras desayuna en el hotel donde está alojado, alcanza a leer en el Diario “El Tiempo de Santa Cruz”, la noticia “Desaparece adolescente en San Julián”. Entiende que la noticia se refería a la desaparición de Lorena. El artículo concluye con una información escalofriante: “En la Argentina, en los últimos dieciocho meses, setecientas mujeres y niñas, habían desaparecido con destino a la explotación sexual”.

La Fiscal Karla Finocchiaro es un personaje bien construido en esta novela policial. En su papel protagónico, por su valentía y sagacidad en la persecución de las mafias en la trata de blancas, nos delata de manera clara y documentada sobre la existencia de “la ruta del petróleo”, y “la ruta de la soja”. En primera persona, afirma… “Se dice que la policía es corrupta y la justicia ineficiente” (pág. 220).
Una novela bien lograda y recomendada para quienes gustan de las historias documentadas, basadas en temas de actualidad y que están relacionados con lo que sucede en el mundo del lumpen, de las mafias, de los carteles de la droga.
Mientras disfrutaba de la lectura de este libro, venían a mi mente imágenes de otros autores que al igual que Ruperto Long, han logrado con gran maestría y coraje, describir el submundo de la mafia. Por decir, “Gomorra”, de Roberto Sabino, “2666” de Roberto Bolaño, en “la parte de los crímenes”, donde se narra los asesinatos de mujeres de Santa Teresa, Ciudad Juárez de México, o “Plata quemada”, de Ricardo Piglia, crónica policial, cuyo escenario se desarrolla en Buenos Aires y Montevideo.
Y no quisiera terminar sin antes recordar lo sucedido hace tres años en un pequeño pueblito, de nuestro país, quizá con ciertas características similares a las de San Julián. Me refiero a Montañita, un lugar cuestionado y estigmatizado por ciertas prácticas en el consumo de la droga. Aquí, en Febrero del año 2017, fueron secuestradas y asesinadas dos jóvenes adolescentes de nacionalidad argentina, un hecho que hasta los actuales días no ha sido esclarecido todavía, salvo la confesión de dos nativos de la zona que durante las investigación de la policía confesaron ser los autores materiales de los crímenes, pero que nada está dicho, pues aún existe la sospecha que detrás de ese horrible suceso posiblemente hubieron autores intelectuales. ¿Acaso los tentáculos de la trata de blancas, a lo mejor están extendidos hasta nuestro país con la complicidad de la justicia? Pregunto.
“La mafia no solo mata sin que allí, donde el Estado está ausente, también condiciona y transforma irresponsablemente la vida de las personas”. (Leonardo Siascia).
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Long, Ruperto (2018). La mujer que volvió del abismo. Editorial Aguilar